martes, septiembre 18, 2007

China puede hacer fracasar un acuerdo de la NU para proteger la capa de ozono


Beijing pedirá gran parte del fondo de US$2.000 millones creado por los países industrializados

Montreal, (Agencias).- Una prohibición de las sustancias nocivas para la capa de ozono está cerca, aunque la negativa del gigante asiático sobre el financiamiento de dicha medida podría hundir el acuerdo, indicaron miembros participantes de la conferencia de la ONU sobre el tema en Canadá.

"Tenemos el compromiso esencial de continuar con el financiamiento multilateral... tenemos el acuerdo a la vista", indicó Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés).

Sin embargo, países "como China y algunos otros claramente enfrentan mayores costos de transformación y es esto lo que estamos tratando de arreglar con este acuerdo", sostuvo Steiner.

El calendario, tal y como está acordado actualmente, determina que los países desarrollados deberían detener la utilización de sustancias dañinas para la capa de ozono en sistemas de refrigeración, extintores y aerosoles para el año 2030, y las naciones en desarrollo diez años después, en 2040.

Pero Estados Unidos y la Unión Europea, apoyados por UNEP, quieren adelantar diez años esa fecha después de descubrir que arreglar la capa de ozono puede detener el calentamiento global.

Representantes de cerca de 190 países, incluyendo más de 70 ministros de Medio Ambiente, mantendrán encuentros esta semana en Montreal para marcar el 20 aniversario del primer tratado para proteger la estratosfera del planeta y elaborar una nueva agenda.

Se espera que China pida una gran parte del fondo de dos mil millones de dólares creado en fechas recientes por los países desarrollados para compensar las pérdidas por su implementación, indicaron varios delegados.

"Tenemos la esperanza de llegar a alguna decisión esta semana", subrayó Claudia McMurray, responsable estadounidense para los océanos, medio ambiente y ciencia.

La postura de McMurray fue apoyada por el ministro anfitrión de Medio Ambiente de Canadá John Baird. "Hemos recibido buenas vibraciones de Europa, el liderazgo de Estados Unidos ha sido tremendamente importante y (...) me gustaría reconocer la contribución (de China) hasta ahora", dijo Baird.

China "desea realizar una transición hacia mejores químicos, ellos necesitan apoyo financiero de nuestro fondo multilateral para colaborar con esa transición", explicó McMurray.

Y China todavía no ha revelado cuál es su precio, añadió el ministro canadiense. "Creo que hay un buen apoyo general, pero pienso que lo bajaremos a tierra cuando lleguemos al aspecto financiero del asunto".

Con optimismo Baird, agregó: "El compromiso de los países desarrollados ha sido muy bueno".

El Protocolo de Montreal, firmado el 16 de septiembre de 1978, es considerado el tratado ecológico más eficaz al haber logrado eliminar buena parte de las sustancias dañinas para la capa de ozono utilizadas por los sistemas de refrigeración.

Además, algo que se ignoraba en el momento de su firma, el protocolo también dio resultados muy positivos en la lucha contra el calentamiento climático, puesto que las sustancias prohibidas por su destrucción de la capa de ozono contribuyen también con el efecto invernadero.

El ozono, molécula procedente del oxígeno, desempeña un papel vital al filtrar los rayos ultravioletas B, responsables en particular del cáncer de piel.

El protocolo permitió detener antes de la meta fijada (2010) el 95% de la producción de CFC (clorofluorocarbonos).

Pero unas 88.000 toneladas de sustancias nocivas para el ozono siguen produciéndose anualmente, el 85% de ellas en el mundo industrializado. Algunos expertos estiman que otras 10.000 o 15.000 toneladas más se producen de forma ilegal.

Al dañar la copa de ozono, los gases producen el "efecto invernadero" contribuyendo al calentamiento de la superficie de la Tierra.

Un funcionario de la división técnica de la UNEP, Sylvie Lemmet, indicó que una rápida prohibición de sustancias nocivas para el ozono podrían equivaler a cortar la emisión de 35.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

Esta cifra es considerada 15 veces superior a las reducciones de CO2 previstas en el controvertido Protocolo de Kyoto para reducir el efecto invernadero entre los años 2007 y 2012.

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